

En una nueva reunión de la Comisión de Legislación del Trabajo, que preside el radical Martín Tetaz, expusieron sobre las modificaciones a la jornada laboral, tres invitados, a pesar de que la lista de oradores era más extensa. Se trata de Juan José Etala, presidente de Política Social de la UIA; Pablo Anino, economista y docente universitario y Eduardo Curutchet, del Instituto de Derecho Social de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
En ese marco, por la UIA, Etala rafitifcó el rechazo de la organización empresaria, tal como lo hicieran en el debate en 2023, sobre la reducción de la jornada laboral. "En un país con casi el 40 por ciento de empleo informal discutir menos horas de trabajo está fuera de contexto y resulta inoportuno", remarcó desde el vamos, al tiempo que hizo hincapié en la perdida de productividad y en la presión fiscal que recae en el sector empleador formal.
En ese sentido, calificó de "voluntaristas y desprovistas de fundamento técnico" a las propuestas a favor de la reducción de la jornada laboral y sus efectos "sobre la mejora o el mantenimiento de la productividad".
"Bajar la jornada legal manteniendo las remuneraciones implica un inédito descenso de la productividad. Si reducimos la jornada de 8 a 6 horas, la producción debería aumentarse por lo menos, en un 33 por ciento y si la productividad no compensa el incremento de costos, y lo generará, implicará un aumento del precio de los productos en un contexto inflacionario y una sustancial pérdida de competitividad", postuló.
En tanto, el empresario apuntó a la falta de diálogo tripartito "que no puede compensarse con la presencia de sectores gremiales e industriales en el Congreso", dijo y, en simultáneo, se mostró a favor de la Reforma Laboral -sancionada recientemente dentro de la Ley Bases- donde se quitan las multas laborales por no registrar empleados. Oportunidad en la que propuso "reducir la presión fiscal sobre los empleadores, eliminar normas que fomenten la contratacion de empleados en blanco, simplificar los tributos locales y nacionales, combatir la litigiosidad en las relaciones del trabajo y formar trabajadores en saberes y conocimientos actualizados" para, en definitiva, "incentivar la creación de empleo formal".
Así su intervención, Etala sugirió "reducciones eventuales de jornada", que surjan de los Convenios Colectivos de Trabajo, "como de hecho sucede", sostuvo y remarcó: "Estamos a favor de reducir por Convenio Colectivo de Trabajo la jornada, producto de la negociación entre las partes".
"La negociacion colectiva puede regular adecuadamente la relacion laboral de la empresa o de la actividad. Hay que actualizar los CCT porque muchos vienen del ´73, ´74, donde solo se mejoran salarios, pero las categorias corresponden a realidades disímiles de las actuales", postuló.
Y expresó de lleno su rechazo a las modificaciones por Ley. "La reducción de la jornada laboral atenta contra el empleo registrado, contra las PyMes. Normas como estas afectan el empleo formal, tornándolo menos competitivo y encareciendo los precios de lo que se produce y, todo ello, sin que las partes colectivas intervengan", cerró.
Luego, Anino tomó la palabra para repudiar los despidos en el sector público y privado y destacó "la impostura" de las y los legisladores que hoy discuten modificaciones en la jornada de trabajo, "mientras la semana pasada votaron quitar derechos con la Reforma laboral incluida en la Ley Bases".
"Salvo esto me parece importante que podamos discutir la reducción de la jornada laboral. Desde el FIT hemos presentado un proyecto hace más de dos años, que plantea la reducción de la jornada laboral a 6 horas diarias con un maximo de 30 horas semanales sin reducción salarial y con la idea que se produzca un reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados", comentó.
En tanto, el economista y docente retrucó por "falsas" las definiciones y nociones que vertiera previamente el dirigente de la UIA.
"Nosotros planteamos la reducción con el reparto de las horas de trabajo, manteniendo el salario, por lo cual puede aumentar la producción y la productividad, pero es un tema de una reorganización social en el ámbito laboral. Si se reduce la jornada en las 12 mil empresas principales del país se podrían generar un millón de nuevos puestos de trabajo, en un momento en que la crisis económica está aumentando la desocupación", amplió.
En 1919, la OIT mostró su preocupación por el tiempo de trabajo, limitándolo en las industrias y promoviendo el descanso de sus trabajadores y trabajadoras. En 1929, con la Ley 11.544, Argentina reguló por primera vez la duración de la jornada laboral en 8 horas o las 48 semanales, pero, más adelante, sigue sin ratificar el Convenio 47 de la OIT (que data de 1935) sobre las 40 horas semanales; por lo que la Ley de Contrato de Trabajo (20.744/74) complementa la regulación de la jornada, con la posibilidad de que los Convenios Colectivos establezcan la reducción.
Así el panorama, Argentina es uno de los países donde perdura por Ley la jornada laboral de ocho horas, mientras otros países del mundo saldaron esa discusión sin reducir salarios -Bélgica, Nueva Zelanda, entre otros, más pruebas pilotos en diversas empresas-.
"A casi un siglo de que se estableció la jornada laboral de ocho horas, la Argentina tiene una de las jornadas laborales legales más altas del mundo, que no redundó en mejores condiciones de vida de las y los trabajadores, sino en el aumento de la pobreza, la informalidad laboral y la concentración de la riqueza como contrapartida", reflexionó.
"Traemos este proyecto para elevar condiciones de vida y producir unidad entre trabajadores ocupados, desocupados, informales y que los avances tecnológicos y científicos sean puestos en función de mejorar las condiciones de vida, que se libere tiempo de trabajo para vivir mejor y que los trabajadores puedan dedicarse a otros temas, no estén alienados por el trabajo. Es una herramienta de lucha para la clase trabajadora", finalizó.
A su turno, Curutchet, desde un aporte jurídico se mostró a favor de las iniciativas de reducción. "No desconocemos que hay argumentos de peso para justificar la reducción de la jornada de trabajo, por la salud, para compatibilizar responsabilidades familiares con las responsabilidades profesionales y cumplir con el Conveno 156 de la OIT", sostuvo y trajo a colación uno de los objetivos de algunos proyectos, que versan sobre la posibilidad de contar con tiempo de calidad para atender la corresponsabilidad de cuidados y gestión del hogar -tema no menor en el reparto de horas libres entre hombres y mujeres-.
Asimismo, justificó su postura y análisis basándose "en el mandato constitucional del Artículo 14 bis en torno a la jornada de trabajo", por lo que ratificó que las modificaciones "son un mandato dirigido a las y los legisladores, que no puede ser delegado a la negociación colectiva como propone la UIA", precisó.
Y continuó rebatiendo la idea de la baja de la productividad y la producción promovida, también, por la UIA.
"Hoy la producción permite que el Congreso reduzca proporcionalmente la jornada de trabajo. Desde 1929 a la fecha la produccion se incrementó un 106 por ciento, según el Centro de Estudios sobre Población Empleo y Desarrollo -CEPED-en el pais. Y sin embargo la jornada de trabajo no se redujo ni un minuto. Este es el acto de justiicia que tiene que llevar adelante el Congreso", remarcó Curutchet y cerró parafraseando el Preámbulo de la Constitución Nacional: "Para afianzar una justicia distributitva entre el capital y el trabajo, a los fines de promover el bienestar general de la clase trabajadora".
La reunión de la Comisión no duró más de media hora y hubo invitados ausentes. Según Tetaz, la semana que viene se iniciaría el debate entre las y los diputados para avanzar y dictaminar sobre la cuestión.
Al momento son 10 las iniciativas que plantean la reducción de la jornada laboral, la mayoría de los proyectos -siete- de las y los legisladores de Unión por la Patria - Eduardo Valdés, Vanesa Siley, Hugo Yasky, Mónica Litza, Sergio Palazzo y Walter Cisneros; Julia Strada y Guillermo Snopek; uno de Mónica Fein - Socialista-, uno de Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda y de Trabajadores -FIT-, y otro del radical, Martín Tetaz.
Tras la reunión, el legislador de extracción sindical -secretario General de la CTA-T- y vocal en la Comisión, Hugo Yasky, apuntó a "sincerar el debate" para "no generar falsas expectativas en las personas que trabajan", dijo. Y repasó la presentación, que hicieran distintos bloques, de proyectos que reducen "el máximo legal de horas semanales y diarias de labor como parte del proceso que se está dando en todo el mundo para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, proteger el medio ambiente, aumentar la productividad al reducir accidentes y sobrecarga laboral y hacer del avance tecnológico, no sólo un beneficio para los empresarios, sino, también, para los trabajadores y las trabajadoras. Por eso, estos proyectos plantean reducir la jornada laboral sin afectación del salario".
En tanto, el autor de una de las iniciativas con estado parlamentario criticó el proyecto presentado por el diputado Tetaz, que prevé que las empresas y los trabajadores puedan optar por Jornadas Laborales Alternativas -JoLA-, con menos días o menos horas.
"No se trata de que la gente trabaje menos, sino de que trabajen mejor, aumentando la productividad de la economía; no son mayores costos para los empresarios ni desventajas para los trabajadores porque solo se implementa si hay común acuerdo de las partes; una de las reconfiguraciones posibles de jornada laboral (entre tantas) es juntar las horas en menos días y tener una semana de tres feriados. También es posible reducir la jornada diaria si la prueba experimental demuestra que puede mantenerse o subirse la productividad", postuló Tetaz en su cuenta oficial X.
"El proyecto presentado por el Diputado Martín Tetaz es en realidad una flexibilización horaria que mantiene inalterable la cantidad de horas trabajadas por semana. Su único objetivo consiste en beneficiar a las patronales proponiendo el sistema de ´banco de horas´ consistente en adaptar la jornada laboral diaria a los ritmos productivos de las empresas", apuntó Yasky aclaró: "Con esto, tal cual lo señala el propio proyecto se tiende a establecer ´jornadas diarias más largas durante menos días de la semana o bien jornadas más cortas durante más días de la semana´ sin alterar ´la duración máxima de cuarenta y ocho horas semanales´”.
"La reducción de la jornada laboral es, además de una necesidad, una realidad que viene avanzando en el mundo. Por eso entendemos que necesario debatir este tema sin intentar hacer pasar gato por liebre", cerró el diputado de extracción sindical.