

Lavar
Cocinar
Armar CV
Plancha
Llevar al doctor a lxs chicxs
Enviar CV
Hacer las compras
La lista sigue y son un ejemplo de trabajos feminizados, no remunerados, cotidianos, sobre los que se asientan las demás actividades productivas. Y, además, un intento de compatibilizarlos con el trabajo -búsqueda- fuera del hogar. En conjunto con otras labores domésticas, se las conoce como tareas de cuidado y gestión del hogar que recaen, mayormente, en mujeres y diversidades, reproduciendo roles y estereotipos de género, al tiempo que manifiestan la desigualdad estructural que constriñe oportunidades.
Según la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo de la Encuesta Permanente de Hogares -EPH- realizada por el INDEC durante el tercer trimestre del 2013, el 76 por ciento del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado lo realizan las mujeres, mientras que el restante 24 por ciento lo realizan varones. Esos porcentajes que, de entrada, arrojan una desigual distribución de tareas entre los géneros, al traducirse en horas de dedicación indican una sobrecarga para mujeres y diversidades.
"En cada lugar en el que haya una mujer, independientemente de la condición laboral de la misma, lleva consigo una ´carga´ laboral que va entre las 5 a las 9 horas diarias promedio. Esa ´carga´ diaria es el trabajo de gestión del hogar y de cuidados que reproduce no solo a las personas dependientes del hogar, sino también a los y las que participan del trabajo remunerado y al conjunto social en tanto produce bienestar general, valores y marcos sociales que nos permiten vivir y convivir en una sociedad", expresa a modo de conclusión el Tercer cuadernillo de Mujeres Sindicalistas, "El Trabajo de Cuidados: Trabajo, Solidaridad y Cooperación", tras analizar la cuantificación y caracterización de las personas que cuidan, en base a los relevamientos del INDEC del 2013.
Todas y todos necesitamos que nos cuiden en algún momento de la vida. Pero, ¿Cómo compatibilizar el trabajo formal con el cuidado de menores en un hogar monomaternal? ¿Cómo hacerlo cuando no se puede pagar por el servicio de cuidado y las redes comunitarias, estatales o familiares están débilmente aceitadas o escasamente disponibles? Realidades hay muchas como diversidad de hogares y composiciones familiares. Nos parece interesante salir del academicismo, romper la burbuja de clase y ampliar la mirada sobre el territorio. Una vez allí, la realidad es distinta a la que se cree conocer desde los escritorios.
Soledad P. -así decidió ser nombrada- tiene 23 años y dos hijxs, es madre soltera y vive en un populoso barrio del Conurbano sur de la provincia de Buenos Aires -que prefirió que no se mencione-. Hace cinco meses volvió a su pago chico desde una provincia del interior del país, a la que se había ido -junto a su madre y hermanxs- en busca de un mejor porvenir.
Con frustración, enojo y tristeza, tuvo que dejar atrás aquel paraje y volver al punto de partida. Ya con dos hijxs y sin su madre -que regresó antes a Buenos Aires- juntó lo poco que tenía, cargó a sus hijxs -de 2 y 5 años- y regresó.
¿Qué hace una madre soltera, con escasos recursos, cuando el sostén del hogar recae solo sobre ella? porque padres hay dos, pero los arreglos por la cuota alimentaria de lxs hijxs en común son de palabra y atados al "humor y disponibilidad". Entonces, la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar -el Estado- hacen su aparición, más la ayuda ocasional de algún familiar/amigue. Pero la necesidad es mayor.
−"No está mal tener pretensiones"− repitió asintiendo lo que le dijo una amiga, como si tratara de convencerse.
“Las pretensiones” de Soledad pasan por buscar y encontrar un trabajo en blanco, bien pago, que pueda solventar la comida, la ropa, los servicios y las necesidades que tiene todo niño o niña de dos y cinco años.
La vivienda por el momento está resuelta por ayuda de un familiar.
Al poco tiempo de asentada, los trabajos empezaron a salir: el boca en boca, el CV siempre listo y la comunidad de amigues dispuestos a abrir alguna puerta con posibilidad de progreso. Sin embargo, el obstáculo siempre el mismo: ¿quién cuida a lxs hijxs? y ahí el hogar monomaternal pesa; crece el estrés por intentar que el trabajo se compatibilice con las tareas de cuidado o por encontrar a una persona -que siempre es mujer- que pueda cuidar y atender "de onda" a los chicos "mientras mamá trabaja" porque sino "es cambiar la plata". Y ahí, el obstáculo se vuelve escollo insalvable. Entonces, la opción es encontrar alguna changa que salve el día a día, un trabajo de medio tiempo, en negro, sin beneficios más que la supervivencia. No es salida, es un parche.
−"Necesito capacitarme"−dijo.
Con secundario incompleto y dos hijxs a cargo se hace difícil encontrar un trabajo en el mercado laboral formal, poder dedicarle tiempo a la terminalidad educativa o avanzar en algún otro nivel de formación.
Según la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo -INDEC, 2013-, las mujeres con secundario incompleto o completo dedican un promedio de 7 horas al trabajo de cuidado no remunerado -duplican en tiempo a la dedicación de los varones-. Igual cantidad de tiempo promedio dedican las mujeres no ocupadas -como si todas las tareas domésticas y de cuidado no fueran un trabajo u ocupación-. En tanto, con la presencia de dos menores o más en el hogar, le dedican 10 horas -los varones un promedio de 4.5- por lo que se vuelve necesario visibilizar y atender la falta de tiempo que tienen las mujeres.
En 2020, la pandemia puso de manifiesto la crisis de los cuidados y la sobrecarga de esa labor en mujeres y diversidades, por lo que sus niveles de actividad económica fuera del hogar se vieron mermados -"Había que atender a lxs hijxs que pasaban a estar 24/7 en casa" por la escolaridad a distancia; se vieron suspendidos los servicios de cuidado privados y el trabajo de las empleadas de casas particulares por la crisis sanitaria. Asimismo, muchas actividades productivas pasaron a desarrollarse desde los hogares, con lo cual hubo trabajo productivo y reproductivo puertas adentro-.
A fines del año pasado, el INDEC publicó un informe sobre el comportamiento del Mercado de Trabajo -Tasa de Actividad, Empleo y Desocupación- y dio cuenta de diferencias entre varones y mujeres. Si bien hubo mejoras durante el tercer trimestre 2021 con respecto al trimestre anterior y al 2020, las brechas de género persistieron. Por caso, en cuanto a la Tasa de Actividad -en mujeres de 14 años y más- fue del 50.4 por ciento y del 69 por ciento en varones de la misma franja etárea. La Tasa de Empleo fue de 45.9 para las mujeres y de 63.7 para los varones. En tanto, la Tasa de Desocupación fue del 9 por ciento para mujeres y de 7.7 para varones.
En 2022 conoceremos los resultados de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo de la EPH, que el INDEC llevó adelante entre octubre y diciembre del 2021. Así, los datos del Mercado de Trabajo y el Uso del Tiempo en diversas tareas productivas y reproductivas, según el género, se vuelven importantísimos para visibilizar brechas y la desigualdad estructural que hacen del trabajo de cuidado no remunerado un condicionante por el que muchas mujeres y diversidades no pueden incorporarse al mercado laboral formal, o invertir tiempo y dinero en capacitarse, formarse o recrearse. Ni hablar si son madres solteras con escasas o nulas posibilidades económicas como Soledad P.
Para Roxana Mazzola, directora nacional de Transparencia del ministerio de Obras Públicas, "Hay un déficit muy alto de infraestructura del cuidado para la primera infancia en la Argentina. Poder desarrollarla desde este Ministerio es dar un paso muy vital y concreto a favor de sectores vulnerables, porque si tenés las condiciones socioeconómicas comprás los servicios de cuidado en el mercado. Pero, además, es vital para la reducción de la pobreza de tiempo que tienen las mujeres".
"Cuando se introduce la perspectiva de género en la obra pública, todo lo que se haga para reducir brechas de género tiene que estar orientado a reducir la sobrecarga de los tiempos de cuidado que recae sobre las mujeres y ahí, hablamos de infraestructura en educación y cuidado de la primera infancia, a personas mayores o con discapacidad; en salud pública; en espacios para las juventudes, Mujeres y personas LGTBI+", sostuvo.
En ese sentido, la funcionaria ponderó el Programa Infraestructura del Cuidado que vienen llevando adelante, conjuntamente, los ministerios de Obras Públicas; Desarrollo Social; Salud; Mujeres, Géneros y Diversidad y Deportes de la Nación. Iniciativa que busca fortalecer la red de infraestructura del cuidado e incidir en la reducción de brechas y desigualdades de género mediante la inversión pública.
"Llamamos infraestructura del cuidado al conjunto de obras que inciden tanto en quienes cuidan y en quienes requieren ser cuidados -niños, niñas, adolescentes, personas mayores o con discapacidad-, que brinda bienestar a la población, y redunda en la reducción de brechas de quienes brindan esos cuidados que son las trabajadoras, las mujeres que se sobrecargan con las tareas de cuidado", explicó.
"Son obras muy concretas, materializables que tienen que estar disponibles por ausencia o insuficiencia en los territorios, esa es la demanda. Entonces, el Ministerio se dio una agenda con eso, diciendo: vamos a destinar un 8.5 por ciento del Presupuesto propio al eje de obras que incidan en la infraestructura del cuidado". Asimismo, Mazzola aseguró que esa partida se ejecutó con creces en 2021, alcanzando un 10.5 por ciento del Presupuesto con perspectiva de género para ese período
.En tanto para el 2022, dada la prórroga del Presupuesto 2021, se prevé seguir con el mismo nivel de inversión. "El año pasado tuvo mayor peso la infraestructura del cuidado ligado al eje de salud y para este año, dentro de ese conjunto de obras, van a tener mayor peso las inversiones ligadas al desarrollo de los CDI por el estado en que se encuentran las obras en ejecución", precisó la funcionaria, al tiempo que destacó "el blindaje" de los recursos que se destinan a este tipo de obras "para que sea obligatorio, independientemente del Gobierno de turno, que haya una partida presupuestaria para atender este tema".
Según pudo saber Otro Contenido, el Programa de Infraestructura del Cuidado - desarrollado como una respuesta del Estado nacional a las brechas y la crisis de los cuidados- contempla la construcción de Centros de Desarrollo Infantil -CDI-; Infraestructura sanitaria; Centros Territoriales para el abordaje integral de mujeres y personas LGTBI+; espacios para las juventudes y para el cuidado de personas mayores.
¿Por qué invertir en infraestructura del cuidado?
"Todo que inviertas en infraestructura del cuidado multiplica oportunidades porque es un sector que genera mano de obra intensiva, tanto de modo directo como indirecto, más todo el empleo en mantenimiento y atención de los Centros, y brinda mayor disponibilidad de tiempo libre a las mujeres para realizar otras actividades", sostuvo.
"Poder desarrollar infraestructura para la primera infancia es vital para la reducción de la pobreza de tiempo que tienen las mujeres y más, para aquellas que no pueden apelar a la red comunitaria de ayuda, no tienen ayuda familiar o acudir al mercado, a través de una niñera o la cuota de un jardín, se vuelve imposible. Ahí se agigantan las brechas de género", consideró Mazzola. "Las oportunidades de vida que puede tener una mujer de los sectores populares que es jefa de hogar monomaternal y es quien sostiene su hogar, en relación a una mujer de clase media que tiene un trabajo en blanco y puede pagar con su sueldo, o no, una niñera, son diferentes. Entonces construir infraestructura que incida al respecto es vital para reducir la pobreza de tiempo y para dar igualdad de oportunidades y desarrollo", subrayó.
En ese sentido, la funcionaria puntualizó la agenda y el mapa de obras. "Como no estamos pudiendo llegar con una cobertura universal, la idea es priorizar los territorios que más necesitan las obras".
"En la primera etapa se anunció que iban a crearse 322 CDI -55 en ejecución; 228 están próximos a iniciarse y 39 en proyecto. En la segunda etapa se buscará llegar a los 600 a nivel federal".
Los CDI brindarán atención integral a través de actividades educativas, de cuidado, apoyo nutricional, juegos y fortalecimiento de las familias, a niños y niñas de 45 días a 4 años de edad inclusive, de las localidades más vulnerables del país. "La idea es dar una agenda muy decidida y sistemática por cómo se va construyendo la oferta sobre esto, que es uno de los temas centrales para el desarrollo de la primera infancia, pero tambien para incidir en las oportunidades y en la reducción de las brechas de género. Son múltiples impactos los que tienen estas inversiones", consideró.
"10 motivos para invertir en la infraestructura de cuidados" es el nombre del cuadernillo elaborado conjuntamente por la Dirección Nacional de Transparencia del ministerio de Obras Públicas y la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del ministerio de Economía y contó con los aportes de la Dirección Nacional de Políticas de Cuidado del ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y la Dirección de Relaciones Institucionales del ministerio de Obras Públicas, con el objetivo de visibilizar y sensibilizar sobre la importancia de los cuidados y reactivar la economía, a través de la inversión estatal en una red de infraestructura que reduzca brechas de género, garantice el derecho a los cuidados y la igualdad de oportunidades, a nivel federal.
¿Cómo se articula?
Mediante la firma de un Convenio de adhesión entre el ministerio de Obras Públicas, Desarrollo Social y las Provincias o Municipios. Las obras se localizan atendiendo a la infraestructura existente en cada lugar y conforme a un Indice de Inequidades en la primera infancia -vulnerabilidad en la niñez vinculada a necesidades básicas insatisfechas, la cantidad de hogares con jefatura femenina, el tamaño de las ciudades, entre otras dimensiones-.
"Hoy el 80 por ciento de los CDI están en el Gran Norte argentino y coinciden con zonas con grandes niveles de inequidades en la primera infancia", apuntó la Directora.
"Con esta gestión de Gobierno contamos con transformaciones, en diversas áreas del Estado, ligadas al cuidado, a la reducción de brechas y al desarrollo de políticas públicas que ya no son ciegas a esto", concluyó.
Mirar los datos duros, la planificación-inversión y la experiencia de Soledad permiten conocer el impacto -por ausencia o existencia- de distintas políticas públicas en la vida de las personas.
Por su parte, dueña de una silenciosa obstinación, Soledad aprovechó el cambio de año para recalcular estrategias, reforzar sus "pretensiones" e intentar, una vez más, que sean realidad efectiva.